viernes, 3 de julio de 2009

HISTORIA ORAL


LEYENDA DE JOVINA Y EL DIABLO
...”Fue justamente en ese momento, cuando salí de bailar la bamba, que lo vi venir. Entró por el camino que viene de Chacalapa. Jovina tocó mi hombro y me retiré de la tarima, como es nuestra costumbre, para que ella bailara: Jovina era mera bailadora de huapango. Esto sucedió allá por los 50’s, en un huapango que se realizaba por donde ahora está la gasolinera , en la salida de Chinameca.
El hombre se detuvo allí por donde estaba la carnicería de chico güero, saltó del caballo y amarró las riendas donde chico güero colgaba las menudencias. El caballo era blanco y tanto el animal como el jinete eran muy elegantes. El hombre se apeó, llegó hasta el lugar donde los músicos jaraneaban y se fue derecho a la tarima. Empezó a bailar y sus espuelas al brincar, brillaban igual que el freno de oro puro de su caballo. Si que era muy simpático ese tipo y jamás lo volvimos a ver. Ya después que acabó de bailar se dirigió con mi cuñado Chico güero y le preguntó que le estaban dando de tomar a las bailadora, a lo que mi cuñado respondió:
Ahorita les doy vino y refresco.
El hombre sacó una bolsita de dinero, de esas taleguitas que se usaban antes para guardar las monedas, pago los refrescos y el vino y así como llegó se fue. A pesar de que ese sujeto había despertado la curiosidad en todos nosotros, nunca se me ocurrió preguntarle a mi cuñado cuanto dinero le había dado, pues ahora que recuerdo caigo en cuenta que no se me ocurrió saberlo. Luego mi comadre Andrea, que era la mas grande de todas las que estábamos ahí, nos dijo: ¿qué no se fijaron en este hombre? A lo que un niño respondió: tenía una pata de gallo.
Si, el diablo bailó con Jovina , con ese hombre que desapareció precisamente enfrente de su casa, allí anteriormente estaba el aserradero , allí desapareció. Unas personas que venían detrás de él lo vieron, ahí mismo se volvió nada. Entonces empezaron a gritar, a llamar a los demás. ¡síganlo! ¡síganlo! Se oía decir, ¡hay que ver a donde va!.
Ese hombre no es de por aquí. Usaba un sombreo muy elegante, de filtro, estilo texano, de color plomito que tenía un bordo brilloso pero muy bonito. Era bien arcano ese señor, bien guapo el condenado” (entrevista a doña Paulina Jáuregui Alor Q.E.P.D, 1999)


LEYENDA DEL EL GRAN SALVAJE

“…A mi papa le habían dicho que por donde el limpiaba, aparecía un animal, un animal que no duerme acostado sino sentado refirmado en algún tronco de algún árbol, así duermen. Cuando tu oyes que grita ese animal, uuuuuuhhhhhhhhhhhh, parece que viene lejos pero es cuando esta mas cerca de ti. Ese animal no es animal, es un cristiano pero los dedos de acá los tiene para acá, volteados, es decir, uno mira el rastro y crees que va para allá, pero no, va sobre de ti. A mi hermano Fallo le salió ese animal, el gran salvaje, allá en Zúñiga, pero esos animales vinieron de las montañas. Y sabes como lograron agarra a esa cosa, a esa persona, pues lo tantearon donde dormía, tenía hasta lisito el lugar, marchitas las ramas donde pisa. Entonces le hacharon el palo y se lo dejaron en medio, entonces cuando él hizo en acostarse, le cayo encima el árbol y allí lo mataron, así fue, antes había de esos. A mi hermano se le apareció por el monte espeso, le grito aaaauuuuuuhhhhhh, parecía una voz pero no era de cristiano, era muy diferente. Mi papa investigó, investigó, y nos dijo que de es montaña viene ese animal, ese cristiano, el gran salvaje, pero ese no duerme como nosotros, búscalo en los árboles, y los vas a encontrar, y si, mi papa cuando se lo proponía, lo hacia, le rastreo los pasos, los pasos, hizo lo que le dijeron, trázale el árbol donde duerme y se va a caer, se va a lastimar porque ese animal, esa persona, es muy pesada. Esa grande, a cualquier persona que encontraba la devoraba, era como el pie grande, así era, si existió, como los tigres, los venados, todavía yo vi pasar por los caminos a los venados” (entrevista a Idelfonsa Padua Benitez, 2006)

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